miércoles, 25 de septiembre de 2013

Libros Sagrados.



Al hablar de textos sagrados, nos referimos a la base sobre la cual se sustenta una religión. Para los fieles, los Libros Sagrados son considerados de inspiración divina. Estos textos pueden ser histórico-legendarios, sapiensales o prescriptivos, cuando no oraculares o proféticos. En cualquier caso, la interpretación de la Literatura Sagrada puede ser tan variada como la misma diversidad religiosa, así como las controversias entre creyentes y no creyentes.
Hay cinco textos sagrados, bastantes reconocidos: la biblia, el Avesta, la odisea, el libro de los muertos y el famoso Popol Vuh. 


BIBLIA, también llamada Santa Biblia, libro sagrado o Escrituras de judíos y cristianos. Sin embargo, las Biblias del judaísmo y del cristianismo difieren en varios aspectos importantes. La Biblia judía son las escrituras hebreas, 39 libros escritos en su versión original en hebreo, a excepción de unas pocas partes que fueron redactadas en arameo. La Biblia cristiana consta de dos partes: el Antiguo Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento. Las dos principales ramas del cristianismo estructuran el Antiguo Testamento de modo algo diferente. La exégesis del Antiguo Testamento leída por los católicos es la Biblia del judaísmo más otros siete libros y adiciones (véase la tabla adjunta). Algunos de los libros adicionales fueron escritos en su versión primitiva en griego, al igual que el Nuevo Testamento. Por su parte, la traducción protestante del Antiguo Testamento se limita a los 39 libros de la Biblia judía. Los demás libros y adiciones son denominados apócrifos por los protestantes, y libros deuterocanónicos por los católicos. El término Biblia llegó al latín del griego biblia o 'libros', forma diminutiva de byblos, el término para 'papiro' o 'papel' que se exportaba desde el antiguo puerto fenicio de Biblos. En la edad media, los libros de la Biblia eran considerados como una entidad unificada.
Continuamos con el segundo, que es el famoso libro sagrado del zoroastrismo iraní.



 
EL AVESTA. En su forma actual, está compuesto de dos grandes partes.
Por un lado nos encontramos con los textos litúrgicos, consistentes en himnos para los sacrificios, reglas referentes a todas las circunstancias de la vida, los ritos y normas de purificación del mal. Se encuentran también en él varias narraciones cosmogónicas y mitológicas y una colección de oraciones y de invocaciones.
La segunda parte la compone el Pequeño Avesta, mucho más reciente que los libros precedentes, y cuyo contenido lo forman himnos de gran belleza poética dirigidos a las diversas divinidades secundarias que el mazdeísmo tardío ha incorporado a la religión monoteísta de Zoroastro. Dichos himnos servían para las devociones privadas y podían ser recitados tanto por los laicos como por los sacerdotes.



LA ODISEA narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros, como el cíclope devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia infinita, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.

LIBRO DE LOS MUERTOS, nombre dado en general a una amplia colección de textos funerarios de varias épocas y que contienen fórmulas mágicas, himnos y oraciones que, según los antiguos egipcios, guiaban y protegían el alma durante su viaje a la región de los muertos. Para ellos, el conocimiento de estos textos permitía al alma protegerse de los demonios que intentaban impedirle su progresión y pasar las pruebas establecidas por 42 jueces en la antesala de Osiris, dios de los muertos. En estos textos también se indica que la felicidad en el más allá dependía de la vida que hubiera llevado el difunto en este mundo. Los primeros textos religiosos conocidos, de carácter funerario, se encontraron en jeroglíficos esculpidos en los muros interiores de las pirámides de los faraones de la V y VI Dinastías del Imperio Antiguo, a los que se conoce como Textos de las Pirámides. Un famoso ejemplo se encuentra en la pirámide de Unas (que reinó entre los años 2428-2407 a.C.), último faraón de la V Dinastía. Durante el primer Periodo Intermedio y en el Imperio Medio algunos individuos tenían estos textos pintados en sus ataúdes, de ahí que también se conocieran como Textos de los Ataúdes. Hacia la XVIII Dinastía los textos empezaron a escribirse en papiros que se colocaban en los sarcófagos. Estos papiros solían medir entre 15 y 30 m y tenían ilustraciones en color. Esta completa colección de textos mortuorios ha superado tres revisiones o recensiones críticas: la Recensión Heliopolitana, editada por los sacerdotes de Heliópolis, con textos empleados entre la V y la XII Dinastías; la Recensión de Tebas, de textos utilizados entre la XVIII y la XXII Dinastías, y la Recensión Saite, de textos utilizados desde la XXVI Dinastía, hacia el 600 a.C., hasta el final de la época Tolemaica, en el 31 a.C. El título El Libro de los muertos induce a confusión, ya que los textos no forman un trabajo único que siga una continuidad, ni pertenecen a un solo periodo. Los egiptólogos a menudo citan esta obra para referirse a las dos últimas recensiones. Algunas de sus partes han sido traducidas con diferentes títulos.

POPOL VUH, texto maya del siglo XVI (Quiché, Guatemala) vertido al español por el fraile dominicano Francisco Jiménez (comienzos siglo XVIII); Carl Scherzer lo tradujo al alemán (Viena, 1857). Hoy se conoce por la traducción al francés (París, 1861) del abate Brasseur de Bourbourg, quien lo llevó a Europa como parte de su colección americana; ahora se encuentra en la Biblioteca Newberry de Chicago. El erudito Adrián Recinos comparó y corrigió las versiones para elaborar una nueva traducción (1946), fruto de una ardua investigación y profundo conocimiento de la lengua original. Recinos explica: "El documento… contiene las ideas cosmogónicas y las tradiciones de este pueblo, la historia de sus orígenes y la cronología de sus reyes, hasta el año 1550".
Con frecuencia, más allá del valor específico que cada Texto Sagrado pudiera tener para un determinado credo, su importancia es siempre significativa en la historia de una cultura, ya sea desde el punto de vista histórico o meramente literario.

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